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i te encuentras usando algún servicio de cómputo en la nube y estás convencido de que no corresponde a Infraestructura como Servicio (IaaS), y tampoco a Plataforma como Servicio (PaaS). Sin embargo, si este servicio de cómputo en la nube te da un producto que puedes usar con la menor complejidad y alta disponibilidad, entonces es muy probable que seas un usuario de un Software como Servicio en la nube (SaaS).
Así mismo, si desarrollas y ofreces una plataforma sobre un IaaS, o bien subarrendás un PaaS entonces muy probablemente estás ofreciendo un SaaS. En realidad, muchos de los servicios que usamos hoy en día en nuestro día a día corresponden a modelos de SaaS con mayor o menor obviedad.
Cuando usas un servicio de correo electrónico, miras videos en un sitio web, realizas una búsqueda en la web, todos estos son ejemplos de SaaS. En todos los casos el proveedor entrega un producto terminado, listo para ser consumido por el usuario con mínima o nula complejidad. De la misma manera, es responsable de todas las cuestiones desde la infraestructura, pasando por la capa de software hasta los pormenores de la capa de usuario (frontend). En cada capa el proveedor es responsable de entregar la mejor experiencia al usuario.
Si bien muchos de estos ejemplos corresponden a modelos de negocio donde el usuario no paga directamente por los servicios, existen sendos ejemplos donde sí existe una cuota de licenciamiento fijo por usuario o por tiempo. Esto hace evidente una cuestión: el usuario puede proveer valor al SaaS únicamente empleándolo. O bien, existen métodos no directos para la monetización de software como servicio. Más adelante se dan unos ejemplos de tales métodos no directos.
Como lo hemos visto en las afamadas aplicaciones móviles, difícilmente se cobra directamente al usuario, aún así todos gozamos de mensajería instantánea, navegación, reportes de tráfico y clima, así como servicios de alta disponibilidad para visualización de videos sin costo directo. ¿Cómo ocurre esto?
Si bien cada una de estas aplicaciones móviles requirió de un desarrollo de la interfaz que la constituye, esto sólo forma un cascaron para la plataforma web que está siendo consumida. En otras palabras,
Detrás de cada gran app existe una gran plataforma en la nube.
Pensemos en el ejemplo de un servicio de mensajería instantánea. En este caso, el servidor central debe procesar las peticiones para conectar los mensajes de todos los usuarios conectados. Aún más debe proveer respuesta a estas peticiones en tiempo mínimo. Esto requiere de una gran plataforma: un gran número de servidores, almacenamiento, excelentes conexiones de red, un equipo de ingenieros que cuida minuciosamente su operación. Todo sin cobrar un centavo. ¿Cómo es posible?
Ya sea vendiendo espacios publicitarios a anunciantes, o bien minando la información proveída por el usuario, o vendiéndola de forma anónima. Los SaaS se encuentra ya en una alta escala en la cadena alimenticia de los servicios en la nube. Así se constituyen como estructuras de gran complejidad y gran valor de inversión y retorno.
Es decir, podemos pensar en un gran SaaS que realice procesamientos increíblemente complejos para resolver cuestiones específicas, pero si este no cuenta con un modelo de retorno claro y tangible, podría convertirse en un servicio muy costoso que no podremos seguir operando de forma redituable.
En la manera en la que yo lo veo diría,
De mil ideas de servicios en la nube, sólo una provee valor
¿Tú qué opinas? ¿Tienes en la mente un SaaS que sea innovador y aún así rentable?
El blanco con letras grises dificulta lectura.